Miércoles 3 de marzo de 2010

or La Dama de Caos (con cierto invaginal achoramiento)

Los poetas de esta ciudad _ y los que vienen a la misma _ son unos huevonasos. Los botaron del planeta Huevas por sobrepasar los estándares de su civilización y al llegar a nuestro mundo fueron a su vez expulsados de una terapia grupal para histéricos que quieren pero no pueden escribir algo legible. No hay error en esto. Carl Sagan así lo confirmó antes de morir en la memorable e inédita Sobre la necesidad de joder la lengua o connotaciones atómicas del mal escribir: una mirada al cerebro pastrulo-arti y hasta el mismísimo Stephen Hawkins se dio tiempo para tipear un memorable:

Llegaron de muy lejos

Con ánimos de recitar

Mas vieron los pendejos

Cuán fácil era embaucar

A un grupito de tipejos

Reunidos en el Nazca Bar...

Tres de estos E.T.s cayeron en nuestro hueco favorito (The Nazca, of course) la fecha señalada en el presente texto. Eran chatos y pretenciosos, y en lugar de la coherencia empleaban la diarrea mental, herramienta cognitiva muy solicitada por dichas especies. El primero de ellos, Olivium-79, dio inicio al show con trabalenguas precariamente elaborados y cierto tufillo a formol paterno, volcándose después con una personalísima (léase cojudísima) interpretación de los usos y andanzas del buen Jesús y su cousin. Para hacer más próximo al Mesías o a cualquier figura histórica, nada mejor que unas aguas de por medio; mi moral se indigna, carajo, ¡horror! ¡¡HORROR!! ¿En dónde quedó el respeto en esta época de Adviento?

En fin, fue algo ciertamente aterrante (y no exactamente por ser sobrecogedor), como diría la gordísima negra Esmeralda descrita por Burroughs (y no, no me refiero al fumón asustaviejas del William).

Orrill-OX-73, el shamancito de la tríada, se mandó con una serie de ayahuasquedas (y en su variedad bastarda) infumables (nunca mejor dicho, carajoder). Las monótonas descripciones poético-lisérgicas del mozo obligan a pensar en cuán devaluadas están las sustancias psicoactivas que ingieren los nazcosos, en tanto la dicción empleada por el aedu era digna del padre Quinteros (¿le conocen, niños? Si no se juran tan apóstatas vayan a una, una nomás, de sus misas en Las Quintanas).

Así, mediante tejemanejes magicosos ocasionados por su voz, Don Orrill se convirtió en un caracol, de ahí en una tortuga, posteriormente en un perrito viringo con principos de distemper, luego en la gallina Cocoguagua y finalmente volvió a su egregia forma de shamánico bardo interestelar, chess...

Pero bueno, continuemus...

H.H. Cerrosinos, alien con facha de estilista grasiento, encontrado en Chile y enviado para examinar a México, recordó sus inicios poéticos en un grupete de alcohólicos amantes de Ginsberg (ya saben, el maricón (*) ese, agente encubierto de la CIA, quien ayudó a convertir a una rabiosa generación en imbéciles lacayos de cuanta cosa se pueda fumar-aspirar-inyectar-supositorear); acto seguido expectoró cada cojudez...pero CADA COJUDEZ, que de ser cierto aquello de su premio Pablo Neruda, será pues inevitable _ y recontra lógico _ ver en un futuro no muy lejano a nuestro distinguido burgomaestre Cesar Acuña Peralta hacerse del Nóbel a la paz gracias a sus reformas de seguridad ciudadana y al de literatura con el épico YO,YO,YO,YO,YO,YO Y NADA MAS QUE YO: ¡ACUÑA LA HACE!

(* maricón, sí, que no homosexual).

Lamentablemente me perdí la performance del sin par Vito Vientre, al haber salido un rato del Nazca pa ir a comer un tamalito en la esquina. Cuando volví, pude intuir en los alegres rostros de unos muchachos del público que The Barriga una vez más había brillado con luz propia.

¡Eres grande Vito!

Lamentablemente (again), mis felices impresiones de El Juglar del Armagedon fueron desbaratadas cuando un tal Eddie Eliontropo salió al frente a requetedefecar en el arte de la guitarra, merced al sádico destrozo de dos conocidas piezas. No contento con ello, acompañó su tortura con breves comentarios sobre cada tema, explicaciones hechas con el mismo rigor puesto cuando se está absolutamente ebrio.

Eddie, primero dedícate a refinar tus habilidades motoras y luego pides audición, ¿estamos?

De ahí anunciaron a un papá y a su hijo tocar algo de música. Mierdición, los tipos se veían pensantes. Ignoro que carajos hacían en el Nazca.

Como también ignoro qué tocaron. Lo vital ya había sido visto y ya la noche me llamaba, auuuuuuuUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU...

¿Ah? ¿Qué tal me salió esa lupina declaración de libertad, K-nina Blackmouth?