Por Alphonse Moreau. Médico Cirujano y Veterinario de nuestro mediciano alcalde.
Ni la mejor sonrisa del gato de Cheshire podría haberse comparado a los molares exhibidos por Moto Moto cuando nuestro agente nos dio los primeros alcances sobre el programa nazquiento de aquel miércoles. Huecos Deivid y Woody, el borracho fingido, harían las delicias de los catadores del verbo flatulenticio, o sea, nosotros, jacarandosos inspectores de la mierdosidad artística de Forever Spring City.
Y, desde luego, Vito Vientre, el juglar del Armagedón, diría presente con su inocencia babosienta.
La noche prometía. Un culo.
Llegamos al Nazca y fuimos conducidos a la sala de performances (?). Moto Moto y yo, siempre de pie, nos topamos con el Huecos asumiendo poses de orientalista lácteo pero evidenciando más bien el filipino estreñimiento de quien no puede soltar algo contundente. Durante larguísimos minutos, casi horas juraría de manera febril, el mozo se quedó en plan de autista zen, para luego espetar una coelhiada oshonista al tiempo que se aproximaba a abrazar a cuanto homo nazcus compartiera su rollo new age.
Deivid salió del recinto mismo sonámbulo de episodio de El Chavo y se quitó a comer su lonche atrasado. Como fuera, Vito Vientre irrumpió con la ferocidad de un chibolo con Tourette. Chaplineado según los cánones del Nazca, Mr. Barriga llevó a cabo un elogio a la locura cuya apoteósica cojudez no fue menguada en modo alguno por lo repetitivo de sus versos (creo-sospecho-intuyo-presumo que dichas coplas fueron declamadas en una anterior sesión miercolesienta). Mediante movimientos precisos, el bisoño demostró pleno dominio en las artes escénicas de filiación down, dominio que incluso opacaba las más complejas imbecilidades de su mentor, el demonio boa.
¿Vito Vientre sería víctima de algún desorden psíquico cuya severidad habría exigido llevarle a los miércoles poéticos del Nazca a fin de aplacar su verborrea insufrible (pero al mismo tiempo, divertidísima)? Quizá sus padres han encontrado en ese fumódromo la alternativa psicológica que interminables terapias o pastillas no pudieron ofrecer. Dios, pensemos nada más esto: tal vez el mozo atosigó a su familia y amigos con interminables monólogos poéticos y visiones apocalípticamente estúpidas, para desconsuelo de su pobre madre. Quizá _ al mejor estilo de una novela gótica _ fue encerrado en su habitación, poseedora de una pequeña ventana, por la cual se le suministraba los alimentos, hasta que un infausto día, su vieja (movida por innata compasión), abrió la puerta, solo para encontrar a su retoño vestido como el abuelo, desarrollando movimientos vergonzosos, mientras ametrallaba el aire con un pavoroso haz-de-saber-querida-madre-que-la-poesía-escapa-a-mi-control-pues-corre-por-mis-venas-la-savia-inmortal-de-los-grandes-vates-de-ayer-hoy-y-siempre-por-eso-llévame-al-nazca-carajo-llévame-te-lo-ordeno-o-quemaré-esta-casa-con-mi-visión-de-rayos-x-heredada-de-de-de-ahí-me-acuerdo-pero-llévame-al-nazca-carajo!
¡¡¡¡HORROR!!!!
¿Qué edad tendrá el Vientre? ¿15? ¿16? ¿17? Su estatura hace pensar en un enfermo de gigantismo y sus facultades artísticas en nuevas nociones de desbarajuste mental.
Nota de Moto Moto.- Cuando Niño Viejo terminar de hacer ritual, Moto Moto ver que Niño Viejo ser sacado del corral por mujer mayor. Bwana ordenar a Moto Moto salir a calle y Moto Moto ver a Niño Viejo subir con personas mayores a caja grande de acero sostenida con cuatro escudos que moverse sola. Bwana decir después que personas mayores ser papás de Niño Viejo. Pero Bwana sorprender y después reír mucho cuando Moto Moto decir que ver estrella roja de rey de estas tierras pegada a caja grande de acero sostenida con cuatro escudos que moverse sola a la que subió el Niño Viejo.
The Vientre se quitó (¡¡te queremos Vitucho!!) y la presentación del nuevo poemario de Estalingrado de la Veguita tomó lugar. Para esto, fieles a la huachafada citadina, dos tíos se prepararon para comentar el librito. El Woody, parafílico de poca laya y ebrio menesteroso de pretensiones malditistas además de poeta afín a la originalidad literaria de una abuelita con lagunas mentales, mantuvo el trillado hábito de acompañar su monserga con una botella de cerveza. Por la próstata de Cthulhu, después de un culo de años el buey hubiera variado en algo su manera de jurarse arti. Hacer mimo, contar un chiste de Jaimito, una adivinanza de Petete o alguna otra huevada. Pero nada. Siguió ahí, con su triste chela, sus posturas de cartón piedra y su decepcionante CI.
El Que Escribe en La Fábrica puede presumir quizá de un mejor desenvolvimiento que el resto de nazqueros. Pero bueno, de lo mismo podría jactarse un chibolo de tres años con síndrome de down. No basta pues, no basta...
Luego, el autor de los poemitas dijo algo _ que ni me acuerdo _ , expresó otras cosas _ de nula memorabilidad _, mencionó unas cuantas palabras más _ para ese instante estaba pensando en el film Amanecer Rojo, de John Milius _ y puto fin.
Te extrañamos, Vito...
Ni la mejor sonrisa del gato de Cheshire podría haberse comparado a los molares exhibidos por Moto Moto cuando nuestro agente nos dio los primeros alcances sobre el programa nazquiento de aquel miércoles. Huecos Deivid y Woody, el borracho fingido, harían las delicias de los catadores del verbo flatulenticio, o sea, nosotros, jacarandosos inspectores de la mierdosidad artística de Forever Spring City.
Y, desde luego, Vito Vientre, el juglar del Armagedón, diría presente con su inocencia babosienta.
La noche prometía. Un culo.
Llegamos al Nazca y fuimos conducidos a la sala de performances (?). Moto Moto y yo, siempre de pie, nos topamos con el Huecos asumiendo poses de orientalista lácteo pero evidenciando más bien el filipino estreñimiento de quien no puede soltar algo contundente. Durante larguísimos minutos, casi horas juraría de manera febril, el mozo se quedó en plan de autista zen, para luego espetar una coelhiada oshonista al tiempo que se aproximaba a abrazar a cuanto homo nazcus compartiera su rollo new age.
Deivid salió del recinto mismo sonámbulo de episodio de El Chavo y se quitó a comer su lonche atrasado. Como fuera, Vito Vientre irrumpió con la ferocidad de un chibolo con Tourette. Chaplineado según los cánones del Nazca, Mr. Barriga llevó a cabo un elogio a la locura cuya apoteósica cojudez no fue menguada en modo alguno por lo repetitivo de sus versos (creo-sospecho-intuyo-presumo que dichas coplas fueron declamadas en una anterior sesión miercolesienta). Mediante movimientos precisos, el bisoño demostró pleno dominio en las artes escénicas de filiación down, dominio que incluso opacaba las más complejas imbecilidades de su mentor, el demonio boa.
¿Vito Vientre sería víctima de algún desorden psíquico cuya severidad habría exigido llevarle a los miércoles poéticos del Nazca a fin de aplacar su verborrea insufrible (pero al mismo tiempo, divertidísima)? Quizá sus padres han encontrado en ese fumódromo la alternativa psicológica que interminables terapias o pastillas no pudieron ofrecer. Dios, pensemos nada más esto: tal vez el mozo atosigó a su familia y amigos con interminables monólogos poéticos y visiones apocalípticamente estúpidas, para desconsuelo de su pobre madre. Quizá _ al mejor estilo de una novela gótica _ fue encerrado en su habitación, poseedora de una pequeña ventana, por la cual se le suministraba los alimentos, hasta que un infausto día, su vieja (movida por innata compasión), abrió la puerta, solo para encontrar a su retoño vestido como el abuelo, desarrollando movimientos vergonzosos, mientras ametrallaba el aire con un pavoroso haz-de-saber-querida-madre-que-la-poesía-escapa-a-mi-control-pues-corre-por-mis-venas-la-savia-inmortal-de-los-grandes-vates-de-ayer-hoy-y-siempre-por-eso-llévame-al-nazca-carajo-llévame-te-lo-ordeno-o-quemaré-esta-casa-con-mi-visión-de-rayos-x-heredada-de-de-de-ahí-me-acuerdo-pero-llévame-al-nazca-carajo!
¡¡¡¡HORROR!!!!
¿Qué edad tendrá el Vientre? ¿15? ¿16? ¿17? Su estatura hace pensar en un enfermo de gigantismo y sus facultades artísticas en nuevas nociones de desbarajuste mental.
Nota de Moto Moto.- Cuando Niño Viejo terminar de hacer ritual, Moto Moto ver que Niño Viejo ser sacado del corral por mujer mayor. Bwana ordenar a Moto Moto salir a calle y Moto Moto ver a Niño Viejo subir con personas mayores a caja grande de acero sostenida con cuatro escudos que moverse sola. Bwana decir después que personas mayores ser papás de Niño Viejo. Pero Bwana sorprender y después reír mucho cuando Moto Moto decir que ver estrella roja de rey de estas tierras pegada a caja grande de acero sostenida con cuatro escudos que moverse sola a la que subió el Niño Viejo.
The Vientre se quitó (¡¡te queremos Vitucho!!) y la presentación del nuevo poemario de Estalingrado de la Veguita tomó lugar. Para esto, fieles a la huachafada citadina, dos tíos se prepararon para comentar el librito. El Woody, parafílico de poca laya y ebrio menesteroso de pretensiones malditistas además de poeta afín a la originalidad literaria de una abuelita con lagunas mentales, mantuvo el trillado hábito de acompañar su monserga con una botella de cerveza. Por la próstata de Cthulhu, después de un culo de años el buey hubiera variado en algo su manera de jurarse arti. Hacer mimo, contar un chiste de Jaimito, una adivinanza de Petete o alguna otra huevada. Pero nada. Siguió ahí, con su triste chela, sus posturas de cartón piedra y su decepcionante CI.
El Que Escribe en La Fábrica puede presumir quizá de un mejor desenvolvimiento que el resto de nazqueros. Pero bueno, de lo mismo podría jactarse un chibolo de tres años con síndrome de down. No basta pues, no basta...
Luego, el autor de los poemitas dijo algo _ que ni me acuerdo _ , expresó otras cosas _ de nula memorabilidad _, mencionó unas cuantas palabras más _ para ese instante estaba pensando en el film Amanecer Rojo, de John Milius _ y puto fin.
Te extrañamos, Vito...
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