Y se llama PERU, con P de patria, la E del Ejemplo, la R del rifle, la U de la unión…
(Jarvis Cocker, 1995)
Por Nathan Bedford Forrest, General del Ejército de la Confederación.
Dijo una vez mi señor abuelo a sus últimos negros fieles empleando aquella atronadora voz delatora de whiskies y manazos a cualquier mujer inquieta: “Si hubiera sabido todos los problemas que ustedes ocasionarían, me hubiera dedicado a recolectar el puto algodón yo mismo.”
¡Pardiez!
Los resultados de la permisibilidad hacia los micos es ya manifiesta: apareamientos mestizos, imbecilidad campante, ratoncitos paranoicos de ínfulas fashion y claro está, El Nazca. Uno les enseña a leer el magno “¡Sí patrón!” y ya juran saber declamar mejor que Chocano. Métase de contrabando una ideíta patriótica y a la mierda todo cristo, tenemos a los nuevos julioscotlers del verso nacional.
Esa noche cubrí mis apolíneas formas con trapos autóctonos de esta ciudad descastada. Ingresé a ese antro de acomplejados y permanecí inmóvil _ cual marcial efigie romana _ en el segundo umbral del recinto, negándome a ingresar al salón donde la poesía sería sacrificada. Ví llegar a Avenida Larco, humildemente acompañadita y esta vez con un look tirando para filmnoiresco que desentonaba refrescantemente con su habitual apariencia de muñeca de trapo. La moza iba a ser una de las participantes de la farsa mongólica y durante un par de deliciosos segundos me entretuve pensando en qué monsergas sería capaz de decir.
Obviamente el inefable Vito Vientre no podía faltar a la ceremonia y su terrorífica figura anduvo zigzagueando por cada rincón del hospicio. El Barriga una vez más sería el plato fuerte de la velada a juzgar por la banderita que decoraba su bastoncito senil (impagable extensión de sus apéndices superiores), de hecho, los más apoteósicos remedos a San Martín, Bolívar, Gokū y Lord Vader parecían ser anunciados a través de su apariencia toda.
El Demonio Boa y Aceite de Olivo dieron la bienvenida a los pobres aburridos _ entre los que no me incluyo, of course _ que no habían tenido algo mejor que hacer a esa hora (si mis sentidos no me fallan, la familia del Vientre estaba ahí, entre el escaso público… ¡recristo!! ¡Las sospechas psicoterapéuticas del Doctor Moreau parecen confirmarse!); dijeron huevadas (para variar) y a lo laaaaaaaaaaaaaaaaargo del recital intentaron camuflar la desastrosa organización del evento (corte del sonido del micrófono, Orrill-OX-73 y sus chicos del can ensayando en la habitación de al ladito; afuera, en la barra, negros impacientes por chupar, un horror de organización... nada de qué sorprenderse, desde luego) y a lo laaaaaaaaaaaaaaaaaargo del recital, decía, intentaron camuflar la pútrida organización del evento alegando una intención "hiperrealista" al asunto. No me jodan. Hubieran invertido mejorsh tiempo y guita en pulir su función en vez de fabricar esas tarjetitas de mierda veintiochojulieras entregadas con fervor depresivo (tomen nota de mis metáforas dadaístas, culos). Pero no nos adelantemos.
Y al carajo, la huevada empezó. Los participantes tenían que decirsh primero qué significaba pa ellos el Perú y luego luegal y luegonontífero luegol, dar su particular demostración de abstracción babosienta (léase, recitar). La intervención de Walt Tos Perruna hizo emerger en mi mente aquellas inmortales palabras del Profesor Jirafales: “Quizá no seas el campeón mundial de los estúpidos… ¡pero estás haciendo unos méritos!” No diré más por respeto a la humanidá. Envolvido en aquel nefasto look de Neo de corso pueblojuvenil, el varón no hizo otra cosa más que reforzar su reputación de involuntario Cantinflas del verso foreverspringcityano (desde La Gloria, perdóname por osar usar tu magno alias, Mario Moreno).
Brubrú Seis Pedos no cree en nadies al momento de computarse catedrático de sociología doctorado en la avenida Unión. Su discurso tenía que ser _ sí o sí _ el puto compendio de la realidad nacional de los últimos mil años. Para ello, como en improvisado guiso que ha de ocultar la ausencia de condimientos y especias dignas, su rollo metió de todo y de nada a la vez. El instante cumbre fue cuando hizo una suerte de analogía entre los dibujos animados de estos días con los cartoons, animes y teleseries que deleitaron a la muchachada años atrás, pues la ultraviolencia que expiden estas últimas producciones son síntomas inequívocos _ ¡y quien sabe! tal vez hasta agentes estimulantes _ de la barbarie más desenfrená.
Brubrú, de ahí te empresto mis colecciones completas de El Narrador de Cuentos, Space Adventure Cobra y Shuten Doji, junto con mis pelis de Ralph Bakshi, Sam Peckimpah y mis comics argentinos de las editoriales Récord y Columba para que no jodas ¿ya? Mientras tanto, haz gárgaras de matico bailando el Carol Carol Carolina, del payaso Popy.
K-nina "Chispita" Blackmouth salió de su casa, una vez más, en la hora punta de su sangriento mes. De otra forma no se pueden explicar sus desvaríos polimbéciles, aquella provincianísima perorata de cosmopolitismo mental o su consabida denuncia de las taras culturales del pueblo merced a una fálica tiranía (taras culturales de las que esha con pezón, ¡digo, digo! con tesón y ahínco se ha erigido como suma musa). En vez de forjar su carácter e imbuirse en la contemplación de La Verdad a través de acciones egregias como limar los callos de un hombre cabal u ocuparse de la higiene de una copiosa prole, miss Blackmouth opta por lacerar tímpanos vía sus poemitas menstruales. Como para castrarse mismo Gérard Depardieu en La Última Mujer o hacerse el jigai, en el caso de las damas.
Johnny Chancón del Año...Johnny Chancón del Año...esteeeee...Johnny Chancón del Año...¡mierda! ¿qué hizo?
Asumo que si digo que "habló huevadas" no estaría faltando a la verdad. Sea pues.
INTERLUDIO
Puta pausa a fin de preparar nuevos adefesios para su disertaciónpoeticosa. Al mesmo tiempo, la desorganización del asunto alcanzaba cotas heroicas, ejemplarmente ejemplificadas en los tumbos etílicos que Dulcería y Pastelería Castañeda (Tradición Familiar desde 1925) daba al levantarse de las sillas en las que ocasionalmente dejábase caer.
Prosigamus...
Ludwig van Mediano debería _ mínimo _ iniciar sus declamaciones haciendo un aspa de molino o cualquier mísero movimiento que evoque lejanamente un pasito de breakdance. Si el Walt, por ejemplo, puede ufanarse al menos de generar caspa mental, el Mediano suscita simplemente descenso de secreciones nasales y notables onomatopeyas delatoras del impacto hecho por la saliva de un mortal al colisionar en el piso. Verle sentadote en esa silla corroída por el tedio y los insectos, es toda una clase magistral de sopor y métodos alternativos de lobotomización.
Sir Charles Francis de Vallejum Town hizo un recuento de su idílica vida en una urbanización pudiente, existencia que llegó a mutar a un telúrico deambular por páramos infestados de menesterosos. El mozo contó como pasó de ser un émulo de Ricky Ricón a todo un Robinson Crusoe ávido por comprender las divergencias de este país.
"Puta loco, osea, yo era pobre ¿manyas?" parecía expresar el negro, cada vez que expectoraba sus impresiones sociolíticas camufladas en coplas asnales.
Me cago.
Otro buey dijo algo antes del Sir, pero para ese entonces yo había sucumbido a una bienvenida siestecita (la nazquedad de ese día fue particularmente dilatada, o quizá Chronos no tuviera nada que ver, sino el escuchar a más de tres subtes nazcartis), siestecita, decía, que volvió a abrigarmee cuando Vito Vientre daba rienda suelta a su memez apocalíptica. Afortunadamente, pude despabiliarme a tiempo y disfrutar _ siquiera un poco, al final _ de su emancipador mongolismo. ¡VITO FOREVER!!
Entonces me largué de ahí. La cojudenia continuaría pero yo ya había sentido lo suficiente. Algunos poetitas invitados no hicieron acto de presencia, según me parece. De lo que si estoy seguro es que Avenida Larco (en esta ocasión atractiva como una espigada gacela nocturna, en vez de estar disfrazada de Cachirula, como suele ser su costumbre) no participó de la huevá. Quizá por percatarse _ a último segundo _ de que hasta para hacer el ridículo se debe guardar cierta compostura o quien sabe, posiblemente en un gracioso intento de PROUSTesta.
Mameta, si estás en esos trotes, preséntate como voluntaria a las oficinas de La Crónicas del Nazca, mejorsh, que necesitamos mozas y mozos que peguen calcomanías nazcosas en zonas estratégicas a altas horas de la notte. ¿La dirección? Sigue tu instinto, numás...